Acerca de nada
Isaac Asimov
Toda la Tierra aguardaba a que el pequeño agujero negro la arrastrara hasta su
fin. Había sido descubierto por el profesor Jerome Hieronymus a través del
telescopio lunar en 2125, y a todas luces iba a acercarse lo suficiente como para
crear una marea de destrucción total.
Toda la Tierra hizo testamento, y la gente lloró, los unos en los hombros de los
otros, diciéndose «Adiós, adiós, adiós». Los maridos dijeron adiós a sus mujeres,
los hermanos dijeron adiós a sus hermanas, los padres dijeron adiós a sus hijos,
los amos dijeron adiós a sus animalitos de compañía, y los amantes se susurraron
adiós al oído.
Sin embargo, a medida que el agujero negro se acercaba, Hieronymus notó que
no había efecto gravitatorio. Lo estudió más atentamente y anunció, con una risita,
que después de todo no se trataba en absoluto de un agujero negro.
-No es nada -dijo-. Simplemente un asteroide vulgar al que alguien pintó de negro.
Fue muerto por una multitud enfurecida, pero no por eso. Fue muerto tan sólo
después de que anunciara públicamente que iba a escribir una gran y
emocionante obra acerca del episodio.
Dijo:
-La titularé Mucho adiós acerca de nada.
Toda la humanidad aplaudió su muerte.
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